domingo, 5 de octubre de 2014

::La naturaleza, la mejor maestra

Si queremos comprender el funcionamiento de algo, la naturaleza tiene mucho que contar, basta con observarla, analizarla y encontraremos respuestas.

Un árbol por ejemplo, para lograr ser majestuoso, dar alimento y sombra, requiere de tiempo, paciencia y constancia.

Inicialmente cuando ese árbol se siembra o se planta en un lugar, es primordial "pegarse" y esto es, anclar sus raíces de manera sutil, establecerse con armonía en el ambiente, identificando los espacios y escenarios propicios desde donde después se alimentará, si no los encuentra, de seguro morirá, pero tal vez, si cuenta con el apoyo externo apropiado, que logre balancear el sistema, podrá comenzar el proceso.

Esto es para un líder, ganarse el corazón de la gente, anclar sus raíces, sus ideas en el colectivo, encontrar puntos de convergencia, observándolos primero, identificando sus talentos, sus necesidades, conociendo sus sueños, para luego hacer transferencias energéticas estratégicas que logren apoyar la visión del líder y desarrollar el talento del equipo.

Luego cuando todos estén identificados y "conquistados" compartiendo la misma visión en la mente y en el corazón, comenzará todo ese fluido de sabias, de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo que permitirán el crecimiento del sistema, de ese árbol, la expansión de las raíces, y a medida que todo crece, también lo harán los frutos, las hojas que dan oxigeno, se ampliará la sombra, el amparo, la cobertura de bienestar para todos.

Pero, -siempre hay un pero-...Es importante tener la gracia de Dios: contar con el don de la PALABRA, de la COMUNICACIÓN asertiva, esa con la que Dios creó todo en 7 días y con la que usted tocará la puerta del corazon de su colectivo.  Toc...Toc...


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Nota: Hablar del poder de la palabra es otra entrada larga y me desviaría del tema natural de la de hoy.




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